Cuando las puertas están cerradas

no necesito recordar lo que hay adentro

Fotografía analógica 
2000 

La casa ha sido un tema que ha llamado mucho mi atención, especialmente aquellas que dejamos atrás o que dejaron de existir, ya que forman parte de una historia personal, ya sea como institución, lugar emotivo o espacio físico. Por alguna razón, que tal vez tenga que ver con un instinto profundo, nos negamos a dejar morir sus recuerdos. Sin embargo, el tiempo va cubriendo lentamente los vestigios y, tras cada generación, habrá menos que contar. Por esta razón, decido emplazar una puerta sobre las pocas huellas dejadas por una casa, justo en el lugar donde las baldosas amarillas con azul marcan el límite con el andén, evidenciando el umbral entre un espacio público y privado.

El nombre de la obra fue retomado de un texto de una obra de teatro, inspirada en la fotografía de prensa de un hombre desplazado por la violencia, que llevaba a sus espaldas una puerta: lo único que le quedaba de su casa. Esta aproximación me llevó a explorar el emplazamiento de la puerta en un paisaje abierto. 

es_ESEspañol